viernes, 1 de diciembre de 2017

Comportamiento coercitivo

El comportamiento coercitivo se caracteriza por la manipulación de la conducta por medio de la presentación contingente de eventos aversivos, los que se retiran cuando la conducta de otros toma la dirección apropiada (Patterson, 1979). Esta perspectiva, denominada también como comportamiento “agresivo” o “externalizado” (NICHD, 2004), enfatiza el proceso bidireccional de la interacción y el análisis de los eventos controladores, proximales y contextuales.
 La relevancia del comportamiento agresivo radica en su continuidad y en su comorbilidad, dada su relación con otros comportamientos problemáticos como el vandalismo, las adicciones y la deserción escolar (Wilson & Herrnstein, 1985).

Así, los problemas de coerción deben analizarse como conjuntos de variables vinculadas en configuraciones complejas (Cairns, Bergman, & Kagan, 1998).
En el medio escolar los procesos coercitivos presentan posibilidades de consolidación y continuidad, pero también pueden disminuir en tasa y cambiar en contenido (Cairns & Cairns, 1994; Loeber, DeLamatre, Keenan, & Zhang, 1998; NICHD, 2004). En diversas escuelas se llega a presentar una menor cantidad de incidencia de actos agresivos cuando los estilos disciplinarios, los de enseñanza y las redes de pares fomentan mayor disposición al trabajo académico y a las relaciones prosociales (Wilson & Herrnstein, 1985).

Un problema en el trabajo de campo, cuando se comparan los episodios coercitivos con todas las alternativas de comportamiento no coercitivo, es que tales episodios se emiten a tasas bajas y ello dificulta la identificación de los niños en riesgo.

No obstante, a pesar de que estos eventos sean de frecuencia relativa reducida, sus consecuencias son de alta relevancia social y clínica. Patterson (1974, 1979, 1982) señaló que menos de un cinco por ciento del comportamiento cotidiano es de tipo coercitivo, por lo que aquellos niños que exhiben un porcentaje mayor pueden ser identificados confiablemente como niños en riesgo, evidencia confirmada por diversos estudios (Cairns, 1979; Lambert, 1974; Patterson, 1974, 1979, 1982; Santoyo, Espinosa, & Maciel, 1996).

En estudios longitudinales se ha encontrado que la mayoría de los escolares exhiben bajos niveles de agresión, siendo pocos los niños que muestran comportamiento persistente durante la escuela elemental (NICHD, 2004).

No obstante, se hace necesario estudiar en mayor detalle la estabilidad y/o cambio de los patrones de comportamiento coercitivo para poder dar cuenta de los mecanismos implicados y las diferentes trayectorias del desarrollo de tales patrones.


SANTOYO VELASCO, CARLOS, et al. Organización del Comportamiento Coercitivo de Niños de Primaria: Un Enfoque de Síntesis. Revista mexicana de Psicología, 2008, vol. 25, no 1.